En esta segunda entrada del espacio de entrevistas de perfiles Junior “Compartiendo porciones de vida”, nos acompaña Javier Cepa Sandi.
Javi y yo nos conocimos en la Universidad de Cantabria. Compartimos carrera universitaria y fuimos “compañeros de fatiga” durante esta etapa. Me ayudó a preparar un par de asignaturas bajo sus sistemas propios de aprendizaje en tiempo record (durante 2-3 días) en las sesiones intensivas del paraninfo, me ayudó en el diseño gráfico de una bomba peristáltica para mi proyecto fin de carrera sobre un sistema de hemodiálisis, y no faltaron las conversaciones “no estándar” mantenidas durante esa etapa.
Es una persona genial, con una personalidad increíble, un profesional como la copa de un pino, soñador, innovador, que entiende el mundo de una forma especial y que atesora una mente privilegiada. Una persona que a pesar de su temprana edad ha pasado por una multinacional, una start-up, una pyme y ahora está ejerciendo de autónomo, en su empresa PIXELATTO. Alguien con el que poder pasar horas enteras hablando sobre mil y un temas, que entiende de dirección de personas, de gestión de equipos y de pautas de contratación, entre otras muchas cosas. Un líder en el amplio sentido de la palabra.
Y respecto al tema que nos rodea este mes, ¿te atreves a soñar?, destacar que fue una de las personas que me animó a retomar una de mis pasiones. Hace dos años me preguntó, “¿qué te gusta?” Y le contesté: “escribir”, a lo que él apuntó, “no dejes de escribir”. Y aquí estamos hoy, compartiendo unos minutos preciosos hablando de nuestras pasiones.
Espero disfrutéis de lo mucho que nos viene a aportar este pedazo de desarrollador de videojuegos, y aún mejor persona. Alguien que me encantaría conocierais más a fondo.
Tengo el placer de presentaros a Javier Cepa Sandi.
Empecemos a conocer a Javier Cepa: ¿cómo te definirías cómo persona, y como emprendedor, en una sola frase?
Como un tipo inquieto.
Y cómo esa característica te ha ayudado a seguir dando pasos, cómo ha influido durante estos años…
En mi caso es una suerte el querer empezar proyectos, creo que es innato en mí. Desde muy pequeño me ha gustado hacer “cosas raras”. Cuando todos iban a futbito, yo tocaba el piano; cuando todos aplicaban “el método” en la carrera, yo me inventaba las cosas a mi manera, como bien sabes (entre risas).
Javi, y si te pregunto qué eres, ¿qué me dirías?
No tengo una formación al uso, la mayor parte de lo que sé lo he aprendido de forma autodidacta o a través de mi experiencia profesional. Cuando alguien me pregunta que “qué soy”, lo último que digo es ingeniero industrial. Y no es porque le tenga rabia a la carrera, sino porque “soy más” otras cosas.
Has encontrado tu forma de estar en el mundo, es algo que siempre he admirado de ti, de tener tus propios criterios y aplicarlos sin ningún tipo de tapujos. Nos gustaría saber sobre tus victorias y derrotas, sobre tus mayores alegrías y algunos de tus traspiés… esos datos que de alguna manera han definido a la persona que tenemos enfrente de nosotros hoy. ¿Cómo has llegado hasta aquí y qué te hizo decidir emprender?
No ha sido ningún plan. Rara vez hago planes. Lo que sí que hago es coger el tren cuando pasa, y como estoy constantemente empezando proyectos, suelen pasar bastantes trenes. La moraleja podría ser “haz cosas”, entendido como “prueba cosas distintas”, no como “mantente ocupado”. Personalmente siempre he estado haciendo cosas. Lo importante es tener la inquietud.
¿Sabes que en ciertas empresas están animando a los empleados en cierto modo a tener hobbies fuera del trabajo? La crisis nos ha enseñado que tener un solo pilar tiene muchos inconvenientes, hasta el punto que al tambalearse este único pilar, la gente se desestabiliza por completo.
Es cierto. Mis proyectos, mis programas, de lo que vivo hoy en día lo aprendí en paralelo por mi cuenta mientras estudiaba la carrera. Tengo inquietud por aprender, pero sobre temas que me interesen. En ingeniería las temáticas son muy variadas, pero los caminos de aprendizaje están impuestos. Intentan “estandarizar” los perfiles de ingeniero, la escuela se parece a una fábrica de estampación.
También he tenido mucha suerte de encontrarme con gente brillante que me ha servido de punto de apoyo en momentos clave. Digo mucho lo de “mucha suerte”, aunque después te diré que no creo tanto en ella… pero de alguna forma sin esa gente, mi vida sería otra cosa.
Y ya que lo menciones, ¿crees en la suerte?
La suerte existe, pero la frecuencia con la que aparece depende del posicionamiento que tenga uno. Cuanta mejor posicionado estás, más veces tiras los dados. Lo que depende de ti es la frecuencia con la que tiras los dados, no el resultado. La frecuencia con la que tienes suerte es sólo una fracción de las veces que juegas.
¿Y qué me dices de los sueños?
Yo sueño muy poco (entre risas). Como dice la canción, “sueño más despierto que dormido”. Creo lo más importante es que tus inquietudes no se queden en la cama, la clave es actuar.
Entre nuestros compañeros de carrera estoy viendo en mucha gente algo similar a lo que te está pasando a ti. Tienen trabajo pero, “¿Y ahora qué?” Éramos un grupo de gente competente, y cada uno se ha buscado la vida de una forma u otra, pero muchos de los que llevan un tiempo trabajando se están haciendo ahora esta pregunta.
La cultura en la que hemos nacido de algún modo nos ha genera una inquietud latente. Ya no nos vale el encontrar un trabajo y pasar ahí toda la vida, queremos más, somos más inconformistas especialmente a nivel personal.
Esto es algo en lo que pienso bastante, ¿y hasta qué punto es esto un inconformismo puro? ¿Llegaremos algún día a conformarnos?
Tiene mucho que ver también con el hecho de ser jóvenes todavía, pero creo que hay un cambio claro de la mentalidad de “encuentra un trabajo” a una de “encuentra tu trabajo”. Económicamente estamos en una época de crisis desastrosa, pero en cuanto a filosofía de vida, creo que es una época muy buena por este tipo de inquietud. Como nota al margen: digo todo esto muy sesgado por mi situación particular, por supuesto, viendo la realidad desde un entorno de formación universitaria relativamente privilegiado, que es lo que nos ha tocado a nosotros.
Analicemos detenidamente los pasos que has dado hasta el momento. Empecemos por la carrera universitaria, ¿por qué industriales y que figura te llevó a esa decisión?
Estuve pensando en arquitectura, pero cuando visité industriales en las jornadas de puertas abiertas me gustó mucho. Tenía muchas cosas que me gustaban en común con la arquitectura, pero a la vez mucha más “vida” a través del movimiento de mecanismos, la electricidad… no era tan estática.
La moraleja podría ser “haz cosas”, entendido como “prueba cosas distintas”, no como “mantente ocupado”.
Sigamos con tu experiencia en la empresa internacional BSH
Fue mi primera experiencia laboral. Trabajé allí como becario de durante 10 meses. Éramos unos 20 o 30 becarios y había muy buen rollo entre nosotros, pero se notaba cierta barrera de comunicación con el resto de trabajadores.
Me llevé de allí un par de lecciones importantes:
La primera, qué significa ser becario en una multinacional: aunque mi beca fue especialmente interesante porque era en el departamento de I+D y haciendo mi proyecto de fin de carrera, a muchos becarios de planta les ponían a repetir todos los días las mismas cosas, que de formación tiene poco. Yo ayudaba a algunos automatizando esas tareas repetitivas con macros de Excel. Estas automatizaciones suponían un ahorro increíble en mano de obra, pero a nadie le importaba. Cuanto más grande es la empresa, más mira cada uno a su ombligo, no les importa el desempeño general de la empresa. Como consecuencia, es muy fácil es que haya gente que no hace nada.
La segunda lección: tu trabajo se valora más en una empresa pequeña. Las empresas grandes suele enfocarse en números, objetivos y datos para hacer su estructura gestionable y mejorar la rentabilidad. El precio que se paga es que se deshumaniza la gestión y se deterioran todas las cosas que no son número por el camino. Con el tiempo suficiente, acaban machacando la ilusión con la que la gente entra al principio. Seguramente no por maldad, sino por la naturaleza de su tamaño y estructura, aunque cada vez hay más empresas al estilo de Google o Valve que demuestran que se puede ser grande sin perder el trato a las personas.
Conclusiones muy interesantes… ¿y qué nos puedes contar sobre Wayra y la start-up con telefónica?
Hay un par de personajes clave en esta aventura. Era mi último año de carrera, y un compañero, David Miguélez me propuso apuntarme a un mini-curso de creación de videojuegos de una semana de duración. Aunque yo ya sabía bastante del tema por entonces, me apunté con él porque siempre se aprende algo. Era un cursillo de una semana por las tardes. Este curso lo impartía Asier Arranz, el que sería mi futuro socio en Wayra.
Se encontró con un alumno que sabía mucho más allá del temario del curso, le llamó la atención, y me invitó a participar con él en algunos concursos, hackatones, etc… Asier tiene muchos y muy buenos contactos y yo tenía un conocimiento técnico profundo. Era un win-win. Fuimos colaborando durante un año y en una de estas, intentamos entrar en Wayra (Había 500 empresas en el concurso). Ahí fue cuando nació la nueva aventura.
Wayra fue conocer un mundo entero: aprendí cómo es el mundo cuando montas una empresa propia. Ese tipo de formación va en la dirección que creo que debería empezar a llevar la universidad. Ahora mismo es todo demasiado técnico y orientado a la información. Hacen falta más habilidades que conocimientos: comunicación, gestión de proyectos, financiación. Las cosas memorizables ya las sabe Google, no tiene sentido que sigamos compitiendo en esa dirección.
Wayra fue un proyecto muy bonito, pero finalmente por diferencias de visión entre socios, nos fuimos cada uno por su lado.
Y entonces aparece Málaga, ¿cómo llegas hasta aquí?
Mi novia por entonces y actual mujer ahora, es de Málaga. Después de Wayra empezamos a buscar los dos trabajo. Entonces, fue cuando nos preguntamos ¿Por qué no probar en Málaga? Las posibilidades de trabajo en lo nuestro parecían similares y la calidad de vida mucho mejor que en Madrid.
Fue una buena decisión, ya que ambos conseguimos trabajo al poco de llegar aquí. Lo gracioso fue que Espe me dijo, “busca algo como ingeniero industrial, que de videojuegos no hay nada en Málaga”. Pero yo lo intenté en aquello que quería, busqué trabajo desarrollando videojuegos y finalmente “conseguí encontrar ese puesto de trabajo porque no sabía cómo estaba el panorama”. De alguna forma, como no sabía que “no que se podía”, lo conseguí.
Estuve 7 meses en Chilikids. Es un pequeño estudio de desarrollo muy moderno, con oficina en Málaga y Madrid y una estructura organizacional muy horizontal en la que se escucha mucho a todos los empleados, al otro lado del espectro de lo que fue BSH. Es un lugar muy cómodo para trabajar, pero el inconveniente de una estructura tan horizontal es que se vuelve mucho sobre los pasos, se repiten muchas cosas y se atrasan mucho los proyectos. Tras unos meses me di cuenta de que no podía satisfacer mi inquietud de proyectos, notaba que el proyecto se atascaba en ocasiones. Para estar contento profesionalmente, necesitaba algo más ágil.
El tiempo es vida, y ahora es el momento de intentar marcar la diferencia, ¿no crees?
Eso es. Ya tendremos tiempo dentro de unos años para querer vivir más tranquilos.
Y respecto a PIXELATTO, el crowdfunding y la financiación de tu aventura empresarial, ¿qué puedes contarnos?, y un punto más, ¿cómo se lleva la inseguridad de estos primeros pasos?
He estado sacando casi un producto o proyecto cada mes. La verdad es que estoy muy contento con los resultados.
Respecto a la seguridad, no es bueno dar grandes saltos de fe, pero soy consciente de que siempre tengo opción de volver a este mercado a trabajar para otro. Siempre tanteo ofertas para ver “cómo está el patio”.
Sobre cómo empezó Pixelatto: todo empezó cuando vi que al twittear uno de los prototipos que estaba desarrollando (un generador de terrenos para videojuegos en 2D) tuvo un montón de interacción en Twitter. Me dije, “tengo que aprovechar esto de alguna manera” y al día siguiente preparé el “crowdfunding” del que saldría la financiación inicial para acabar de pulir el prototipo y sentar las bases de lo que a día de hoy es mi empresa.
Profundicemos en el ámbito emocional. Javi, cuéntanos cuáles son los motores que mueven tu vida.
Mi mujer, familia, amigos y perros… (entre risas). Además de mi pasión por lo que hago.
¿Y cuándo comenzó esta pasión?
A los 5 o 6 años seguramente, cuando me compraron mi primera consola, una NES. Yo aluciné con aquello. O incluso antes de la consola, tenía una revista en la que salía la consola. Recuerdo perfectamente lo que sentí, me flipó aquello, era como tener una máquina de arcade en casa.
“Intenta alcanzar las estrellas, puede que no alcances ninguna, pero tampoco te quedarás con un puñado de tierra”.
¿Hubo suerte?
No sé… en realidad eso estaba ya de alguna forma dentro de mí. De todos modos toda esta “pasión” creo que se vio potenciada por haber nacido en la “época de los videojuegos”. Nuestra generación ha vivido la era del nacimiento de los videojuegos y toda su historia hasta ahora. Es increíble lo rápido que avanza la tecnología, hemos pasado de un par de barritas en la pantalla a realidad virtual en muy poco tiempo.
Tengo muchas inquietudes como sabes, mis padres ahí han sido fundamentales. Mi padre siempre nos animó a mi hermano y a mí a todo lo relacionado con ordenadores, nos compraba cursos, revistas… me dio pie a conocer este mundo y a desarrollar mi pensamiento analítico y ordenado. Mi madre nos apuntó a teatro, me animó a estudiar música, a leer… fomentó la parte más creativa y comunicativa. El resultado es que tengo en la cabeza una mezcla “peculiar” entre ciencia y arte.
Y en cuanto a ser experto hoy en día, ¿no supone un alto riesgo dado este cambio constante y acelerado que nos rodea?
Lo mejor es ser el experto en una mezcla de varias cosas y a la vez contrastar lo que sabes de forma constante. Para saber si eres profesional debes “respirar” el ambiente profesional y ver si estás a la altura del sector. Si crees en ti mismo, y eres capaz de contrastarlo con el “feedback” que viene de afuera, nadie puede negarte lo que vales.
Y en relación al presente, si tuvieras que destacar uno de tus objetivos para este 2015, ¿qué proyecto personal y/o profesional actual destacarías?
Mi proyecto favorito de este año es la asociación que estoy construyendo junto con mis compañeros de pasión, MálagaJam. A principios de año organizamos una “Game Jam” de videojuegos, que consiste en juntar a un montón de gente a la que le gusta hacer videojuegos en pequeños equipos, y desarrollar un juego en 48 horas.
MálagaJam es una iniciativa sin ánimo de lucro, pero que te ayuda mucho a crecer personal y profesionalmente. No todo es el trabajo y el dinero. En vez de esta asociación, podría invertir ese tiempo en dedicar más horas a la empresa, pero he decidido poner aquí parte de mi tiempo porque es algo en lo que creo y que tiene mucho futuro.
Con mi empresa puedo vivir y sentirme realizado, pero yo solo no puedo impulsar un gran cambio en el sector. Me gustaría que Málaga fuera una “ciudad del videojuego”, como lo es hoy Barcelona. En MálagaJam nos estamos uniendo gente con las mismas inquietudes y visión para fomentar la cultura de la creación de videojuegos en la región.
Este fin de semana es el segundo encuentro. En principio pensamos en lanzar un evento al año, pero después de ver la acogida e ilusión con la que se recibió el primero, decidimos que sería cada 6 meses y que además organizaríamos eventos más pequeños cada mes. En la asociación hay bolsa de trabajo, foros de debate, iniciativas de cara a fomentar la cultura del desarrollo de videojuegos, a la profesionalización de este sector… somos muy poquitos los que vivimos de ello profesionalmente. Por eso, queremos ayudar a la gente de la asociación a que su pasión se convierta en su forma de vida. Queremos fomentar el ecosistema del videojuego en Málaga. Últimamente se siente un potencial muy bueno, gente con mucho talento y ganas, están a punto de aparecer cosas increíbles.
Me encanta que la gente esté dispuesta a ayudar. Me siento genial ayudando, de hecho ahora estoy ayudando a varios amigos a buscar empleo. ¿Cuánto hay de esto en esta iniciativa? ¿Y si pudiéramos ganarnos la vida ayudando a los demás?
Es lo que hacemos cuando trabajamos, pero hay tantos pasos intermedios se ha perdido la conexión. El trabajo se ha convertido en ayudarte a mí mismo. Yo prefiero enfocarlo de otra forma, que escuché por primera vez en una TED Talk de Bill Gates: “si encuentras la forma de ayudar al mundo, el mundo encontrará la manera de responderte”.
En mi caso creo entretenimiento, o herramientas que ayudan a otra gente, y esa gente a cambio me ayuda a mí financiándome para que siga haciéndolo o directamente con intercambios. Es una relación muy directa y muy clara, pero también sucede de forma indirecta. Creo mucho en el concepto del karma, me parece casi matemático.
Cuando trabajas a través de una empresa grande pierdes esa conexión. Tú aportas una cosa en la que eres especialista que coge otro, y que este otro a su vez pasa retocada a otro… pero en el fondo con el dinero que obtienes, vas donde el panadero y se lo cambias por una barra de pan, algo en lo que él es especialista. El dinero es un intermediario en un trueque, sólo eso. No hacemos más que cambiar gallinas por barras de pan, sólo hoy en día las formas son más sofisticadas. El único problema es cuando los intercambios no son de valor sino de expectativas y aparecen comportamientos especulativos que revientan la estabilidad de la economía.
Paremos un segundo. Aprovecho para hacerte una pregunta que me acaba de surgir de uno de tus comentarios, ¿cómo hacer de tu pasión o hobbies tu ingreso mensual?
Mi consejo es mira al horizonte y piensa cuál es tu objetivo. Baja la vista y céntrate en el día a día, haz cosas, cosas, cosas… después de un tiempo vuelve a mirar al horizonte. Si sigues teniendo el mismo objetivo, y sigues haciendo cosas en la misma dirección, llegarás a alcanzarlo.
“..Si encuentras la forma de ayudar al mundo, el mundo encontrará la manera de responderte…”
¿Cómo lo has conseguido?
Yo no he llegado a esta situación en dos días, pero siempre he tenido claro, desde muy pequeño, que me gustaban los videojuegos. A partir de ahí, me he ido “engañando” a mí mismo hasta llevarme hasta donde estoy hoy.
Y en la misma línea, ¿Qué consejos ofrecerías a aquellas personas que quieren emprender y empezar a creer en sus sueños?
Es verdad que hace falta una inversión, que es una apuesta y que este es un mundo incierto. Pero también que tendemos por naturaleza a maximizar los peligros y minimizar los potenciales beneficios. Lo bueno es que cada vez hay más cultura de emprendimiento y el “fracaso” está mejor entendido socialmente que hace algunos años.
¿Crees la ausencia de cargas facilita lanzarse?, o por otro lado, que siempre encontraremos excusas si es lo que buscamos para no emprender…
Está claro que “yo soy yo y mis circunstancias”, y que no tener cargas familiares te plantea un escenario muy distinto de cara a asumir riesgos. Pero para mucha gente en nuestra situación ahora es el momento.
De todos modos, entendiendo que cada etapa de la vida tiene sus ventajas e inconvenientes: ahora tengo ventaja porque soy joven, mañana porque tendré experiencia o más ahorros… ¡Todo se transforma! Lo que antes era tiempo, juventud y energía, se convierte en experiencia, planificación y templanza. Igual de válidos, pero diferentes.
¡Qué bueno! Grandes consejos sin duda alguna. Simplemente genial. Hablemos del futuro y de tu impresión acerca de hacia dónde nos dirigimos. ¿Hacia dónde crees que nos dirigimos como sociedad, y cómo impactará esto en las estrategias de RRHH?
Hace ya tiempo que pasamos de una economía de manufactura a una de producción masiva con la revolución industrial. Después sufrimos el cambio a una de servicios profesionales, y ahora estamos cambiando de una economía de servicios a una de creatividad. Las máquinas nos van comiendo terreno, y la creatividad es uno de nuestros últimos bastiones. Es preocupante que el sistema de educación actual esté destrozando reservas inmensas de creatividad cuando el mundo gira en esa dirección tan claramente.
Si te das cuenta, una de las cosas que más repite cualquier niño pequeño es “¿Por qué?” La curiosidad es una característica innata en el ser humano y es el combustible que empuja a la creatividad. Cuando un padre o profesor le dice a ese niño “porque sí”, está matando poco a poco esa inquietud y creatividad.
Voy a decir algo “polémico” como poco: me parece que el antiguo sistema del maestro artesano y el aprendiz puede ser más adecuado en el presente que el actual sistema educativo. Creo que hace falta un aprendizaje a medida del aprendiz y no que se agrupen personas y disciplinas para abaratar costes de formación. En 5 años se puede aprender mucho, pero se aprenden muchas más cosas útiles en un año de experiencia laboral que en los 5 que hice de carrera precisamente porque es una situación real y personalizada.
Con respecto a las estrategias de RRHH, te puedo decir que Wayra hizo muy buen trabajo de selección: todas las personas que conocí ahí tienen a día de hoy un trabajo que les da mucha satisfacción personal. Buscaron buenos profesionales, pero también muy buenas personas.
Y en cuanto hacia dónde vamos en el trabajo, yo creo hacia el teletrabajo por proyectos. Al pago por objetivos… o incluso por documento entregado. Es posible que lleguemos a ese extremo a medida que se digitalice todo.
Nosotros en la empresa ya trabajamos así. Es sorprendente cómo se está adaptando el mercado. ¿y respecto a los RRHH y dirección de personas?
Sólo me ha tocado el papel de entrevistador en un proceso de selección, y decidí organizarme así. Para mí el CV es poco más que un triste intento de intentar simplificar a una persona en una hoja papel ¿En qué me fijo entonces? Lo fundamental, saber si la persona tiene inquietud e iniciativa… es decir, si tiene pasión por lo que hace. Si por ejemplo busco a alguien para un puesto de comunicación, le pregunto dónde puedo encontrar el link a su blog o sus perfiles de redes sociales. Si no tiene nada, descartado. No me digas que eres un buen comunicador si no te gusta comunicar. Si no te gusta, antes o después acabarás haciendo mal tu trabajo. De alguna forma, si no sigues tu pasión, si no te quieres a ti mismo… entonces, ¿cómo voy a quererte yo para el trabajo?
La crisis más importante que tenemos ahora es que nuestro sistema de educación no sabe adaptarse lo suficientemente rápido a los tiempos y por eso está obsoleto. Deberíamos haber dejado de hablar tanto de números y pensar más como personas desde que empezó la era de la comunicación y las máquinas domésticas. Estamos dedicando muchísimos recursos a formar gente en disciplinas que las máquinas hacen de forma mejor y más barata hace mucho tiempo.
Buena reflexión. Y ya que lo has comentado, hablemos de la experiencia de usuario (UX).
Es una disciplina muy metódica, aplica el método científico a problemas que antes se resolvían “a ojo”. Ya no se habla de usabilidad en términos de hipótesis aleatorias, sino de pruebas contratadas. En esta disciplina hay un equilibrio muy bonito entre lo numérico y lo abstracto: puedes saber todo, cuánto tiempo, y dónde pincha cada usuario, pero también te sientas a su lado mientras utiliza tu trabajo y haces un análisis de sus reacciones. En desarrollo de videojuegos es fundamental. Imaginemos que un jugador está usando tu juego y se queda mirando sin entender lo que ve: ahí hay un error que no me van a explicar sólo las métricas. O más claro aún ¿Y si se asusta? ¿O se sorprende? ¿O si exclama, ¡qué guay!? ¿Por qué lo hace? No existe número que recoja eso, y tiene muchísimo más valor que unos cuantos números. Creo más en el “small data” que en el “big data”, aunque los dos son importantes.
Los números están muy bien, pero siempre son una mentira, una simplificación de la realidad. Es necesario estimar lo no medible y eso sólo lo puede hacer una persona.
Creo que, “Experiencia de Usuario” es una palabra bonita para lo que toda la vida se ha llamado empatía, es ponerse en el lugar del otro. Se está profesionalizando la empatía.
Que buena noticia escuchar hablar de empatía. Estoy contigo en que el cambio ya está aquí: “estamos en el siglo de las emociones”. Y en referencia a las universidades, y al trabajo del futuro, ¿qué opinas? ¿Te acuerdas de cómo resolvimos algunos de nosotros por métodos matemáticos el examen de dibujo de 2º?, o ¿cómo algún compañero fue suspendido por aplicar conceptos eléctricos al modelo de trasmisión de calor?
Creo que en vez de penalizar como nos han hecho en toda la carrera, debería premiarse un enfoque distinto. No hay ninguna asignatura de creatividad, pero en el mundo laboral es super valiosa. Una gran incoherencia.
Pienso que se tiene que reinventar la educación completamente. Los suecos parecen los punteros en esto (aunque no estoy muy informado) pero la moraleja creo que es que hay que hacer una educación más personalizada. Vuelvo a lo de artesano y el aprendiz, individuos únicos con características únicas y que puedan desarrollar su potencial individual. Más caro, sí, pero mucho más valioso también; no centrado en crear profesionales estandarizados, sino en potenciar las capacidades de crear valor de cada individuo. En un mundo cada vez más competitivo, hay que aprender (y enseñar) a diferenciarse.
Volvemos a un sistema en el que no se sirva café para todos, como tanto estamos escuchando hoy en día. Pero en esta línea, está habiendo una fuga de cerebros increíble, incluso gente que se va de su trabajo actual sin tener otro trabajo esperándole.
Cuando una empresa mira únicamente a los números y se centra sólo en compensar un presupuesto, pasan esas cosas. Considerar que la experiencia de un empleado no tiene valor (no sale en el presupuesto) es uno de los costes más fuertes a pagar en el largo plazo. Entiendo que no todos los casos son tan sencillos, pero para muchas empresas es el principio del fin.
Es pan para hoy y hambre para mañana.
¿Y qué opinas de incluir humanidades también en las ingenierías? Se nos ha olvidado tal vez que somos personas y estamos intentando convertirnos en máquinas…
Algo así. Hay una cierta obsesión con la memorización de información, todo es absorber en lugar de utilizar ese tiempo en formarte en habilidades más especiales y adquirir experiencia. Me encantaría que me hubieran ofrecido una asignatura de “negociación” en lugar de “máquinas eléctricas”, es cien veces más útil como formación generalista. He aprendido más de negociación jugando al póker que en toda la carrera…
Al final, las carreras técnicas se resumen en resolver problemas sistemáticos y memorizar datos. Ambas son competencias que han quedado devaluadas por la existencia de los ordenadores e internet.
Más que cierto. De hecho, si solo tienes esas competencias, en el mundo de hoy te mueres de hambre. Si tuvieras que resumir en una frase un buen aprendizaje de vida, o algo particular con lo que te sientas especialmente identificado… ¿qué sería?
Hay una frase que me gusta mucho y resume lo que estamos hablando: “no podemos cambiar el viento, pero si ajustar las velas”. El poder de cambiar tu rumbo está dentro de ti.
Y la misma pregunta, pero acotada a la experiencia que atesoras profesional de estos años ¿cuál es el mejor aprendizaje que has tenido?
Que lo difícil es no hacer algo, sino escoger bien donde pones tu tiempo.
Me encanta. Lo más difícil es ser coherente con uno mismo.
Diría que ser profesional y ser coherente son casi la misma cosa.
¿Qué consejo le darías a alguien que acaba de salir de la carrera?
Le diría “confía en ti mismo” más de lo que deberías. Tendemos a infravalorarnos tanto, que la única forma de valorarnos en la justa medida, es sobrevalorarnos (por lo menos los ingenieros). Si acabas de salir de la carrera, créete el “rey del mambo” y vete a por todas, pero sin dejar nunca de ser humilde.
“…No podemos cambiar el viento, pero si ajustar las velas…”
Eso es, me encanta. Con este post y las dos entrevistas, la tuya y la de Matti, me quedo con lo siguiente: “no puedes ser algo en lo que no crees, ni alcanzar algo en lo que no puedas soñar antes.”
Hay otra frase que me gusta para decir eso: “Intenta alcanza las estrellas, puede que no alcances ninguna, pero tampoco te quedarás con un puñado de tierra”.
La gente que está actualmente diciendo, “quiero cambiar de trabajo, pero a un trabajo que me aporte algo más que dinero a fin de mes”, está apuntando a las estrellas. Y tú sabes como yo que hay unos cuantos de nuestros compañeros de universidad trabajando en ello.
Esta pregunta te la deja Alejandra Diaz Gil, la anterior entrevistada en la sección junior: ¿Qué esperas del líder del futuro?
Que sea como los líderes del pasado. Los reyes que se ponían en la primera línea de combate e inspiraban a sus tropas. La mejor manera de ser el líder es ponerte delante y predicar con el ejemplo. Creo que es la mejor manera y la única “de verdad”.
Tu respuesta a las 2 últimas preguntas nos ayudarán a preparar futuras entrevistas y entender qué te gustaría leer y encontrarte en ellas. Si tuvieras que elegir una persona, ¿De quién te gustaría leer una entrevista?
¡De Quique Corces! Si yo soy algo aventurero, Quique es Indiana Jones.
Y la última pregunta, ¿Qué pregunta te gustaría dejar al siguiente entrevistado?
¿Por qué estás haciendo lo que haces ahora mismo?
Ha estado genial Javi! Eres un fenómeno. Gracias por tu tiempo
Es un placer hablar de estas cosas, gracias a ti.
Un abrazo,
Javier Cepa Sandi y Rodrigo Sampedro Gutiérrez