Hemos decidido realizar la primera entrada del blog con la idea de resaltar, y rendir homenaje, al concurso del año pasado realizado por la asociación AEDIPE Centro. En este concurso se proponía escribir un trabajo de 1000 palabras o un vídeo de 3 minutos sobre el tema: “Hacia una nueva forma de liderazgo”.
Para las entrevistas relacionadas con esta entrada, hemos contado con el privilegio de poder charlar con Blanca Gómez González, Directora de RRHH de Microsoft, y con la ganadora del concurso Alejandra Diaz Gil, consultora senior en PeopleMatters.
Aprovecho esta oportunidad para felicitar de nuevo a Alejandra y a Diego López Lagares, como finalistas del concurso.
Entrando en contenido, me gustaría lanzaros la siguiente pregunta, dando un poco la vuelta a la propuesta lanzada en el concurso del año pasado:
¿Qué comportamientos y actitudes NO podrá permitirse el líder del futuro?
Creo que es esencial entender las cualidades que deberá tener ese líder deseado por todos, pero en la misma línea de importancia, debemos localizar aquello que no podrá permitirse alguien que pretenda optar a liderar un grupo de trabajo.
Creo que estamos tod@s de acuerdo en que el cambio ya está aquí, un cambio en valores y forma de entender la vida que creo firmemente serán claves a la hora de establecer en nuestras empresas las estrategias de gestión de personas.
Hoy en día a nadie le sorprende estar involucrado en proyectos multiculturales, con planes de empresa que cambian cada vez más rápido, con personas de generaciones y prioridades muy distintas, formas diferentes de entender la vida profesional y personal. Un líder no puede permitirse el lujo de pasar por alto este detalle. Generalmente, el mayor activo de la empresa son sus empleados, y por ello, no podemos permitiros el lujo de no dedicar tiempo a entender lo que ronda su cabeza.
Focalizándonos en las nuevas generaciones, como término general, están chocando de lleno con ciertas filosofías de jefes y corporaciones instauradas desde hace años, hasta tal punto, que muchos deciden no formar parte de algo en lo que no creen y con lo que no se sienten identificados. Esta migración ya es una realidad, y creo que habrá una migración de talento y personas geniales acelerada en no mucho tiempo, desde corporaciones que no sepan entender a los jóvenes que están llegando al mercado laboral, a otras que son capaces de ver lo que está pasando y poner en práctica las acciones necesarias. Un líder no puede permitirse el lujo de hacer elegir a un empleado entre “sus sueños y valores”, y un “trabajo”. Y si no somos capaces de comprenderlo, al menos no tengamos el valor de preguntar dónde está la creatividad y el talento.
Por poner otro ejemplo de alta importancia, el mercado cada vez demanda profesionales con mayor disponibilidad horaria y flexibilidad de viajar, dada la globalidad de los negocios y la necesidad de atender a mercados tan distintos y con husos horarios tan diferentes. Esto, sumado al importante papel que están jugando las mujeres en las organizaciones, está afectando a la familia de lleno. Familias, no nos olvidemos, que son la base en la que se asienta la sociedad. Sería una temeridad olvidar que esos niños pequeños se convertirán en no muchos años en los líderes de esta sociedad. Por otro lado planteemos la siguiente pregunta, ¿cuál es el rendimiento que puede ofrecer un padre o una madre con un hijo enfermo en casa? Un líder ha de entender que no puede permitirse hacer elegir a un trabajador entre su vida y su trabajo.
A continuación, he querido compartir con todos vosotr@s el trabajo que presenté al concurso. Me encantaría que compartierais conmigo vuestra impresión acerca de este asunto, vuestros puntos de vista y recibir vuestras críticas acerca de lo que pienso. Utilizad las redes sociales o la vía que creáis más oportuna. Lo bonito de este proyecto es que seamos todos nosotros los que contribuyamos a construirlo, no nos limitemos a escuchar sólo una opinión o dar por bueno lo que un pequeño grupo de gente opina. Creemos proyectos geniales que recoja la aportación de muchas personas geniales.
Trabajo finalista del 1er concurso AEDIPE: “Hacia una nueva forma de liderazgo”
El cambio ya está aquí, y con él, ha venido una forma diferente de entender el mundo. La mayoría de personas que se han incorporado los últimos años al mercado laboral, o los que lo están intentando (“millenials”), bajo mi punto de vista han tenido la suerte de tener ciertas necesidades primarias cubiertas, y al dar por hecho su existencia, se preocupan por “temas” diferentes.
- En el trabajo ya no buscan sólo un salario con el que alimentarse o pagar una hipoteca, ni tampoco un puesto en el que pasar toda su vida (han entendido que las profesiones son caducas, por lo que no se aferran a algo puntual y acotado). De alguna forma intentan encontrar en él una prolongación de su vida: buscan cubrir sus inquietudes, crear algo superior a ellos mismos, ser escuchados, desarrollar sus capacidades… Han entendido que el tiempo es vida, que el presente es lo que tienen para actuar. Y al analizar las variables anteriores se preguntan: ¿merece la pena invertir mi vida en este trabajo?
- Han entendido que la vida se rige por el componente emocional. Por ello, ya no dejan en la entrada de la oficina sus sentimientos o vida privada, compartiendo con sus compañeros sus triunfos y fracasos dentro y fuera de la organización. Lo emocional es lo que más afecta al rendimiento de un trabajador, y ellos lo saben. Comprenden que la única forma de garantizar un rendimiento elevado en el tiempo es dedicarte a algo que es capaz de sacar lo mejor de ti. Por ello dan tanta importancia a intentar trabajar en algo relacionado con sus pasiones.
- Muchos de ellos, en relación con lo anterior, creen que no merece la pena una vida en la que sólo haya trabajo, por muy tentador que sea el futuro prometido. Por ello, si el trabajo supone no tener tiempo para ellos, para sus hobbies, para su vida personal, para su familia…no lo quieren. Quieren de alguna forma redefinir las reglas de juego, sin dar nada por hecho de antemano.
Lo anterior puede sonar abrumador, provocante, chulesco, idealizado, chocante, irrisorio…pero pensemos un momento, intentemos no dejar llevarnos por la primera impresión, ¿no creéis que con algunos de los puntos anteriores las organizaciones serían mejores y nuestra vida personal lo agradecería?
Y este es el gran reto de hoy, la meta que tenemos por delante alcanzar.
La problemática no está en si lo anterior es mejor a lo actual, o viceversa. La clave reside en aprovechar el potencial de todas las generaciones que están confluyendo. Sin lo mucho conseguido hasta el momento, no habría sido posible estar hablando hoy en día del abanico de posibilidades que tenemos ante nosotros. Hay mucho válido, pero también cosas que mejorar e incorporar.
Por ello la problemática, y el gran reto de un líder, es encontrar esa sinergia entre estas generaciones. Va a ser un líder encargado de gestionar estas transiciones de “saber hacer” y de la gestión emocional. Para ello, deberá aglutinar una serie de características y virtudes esenciales:
- Ha de entender el mundo que le rodea. Y a partir de ahí, ser capaz de relacionar lo digital con el boceto a mano, lo tradicional con lo rompedor…de forma que sea capaz de forjar una filosofía de trabajo sinérgica en todos los departamentos de la empresa y adaptarla a los tiempos que corren, pero sin olvidar lo que nos ayudó a llegar aquí.
- Deberá mejorar los términos relacionados con la conciliación familiar(horarios, permisos, guarderías), ¿cómo puede un padre o una madre trabajar correctamente sabiendo que su hijo está enfermo en casa?.
- Deberá integrar en el sistema de la empresa, de forma ágil y dinámica, la contratación de personal por proyectos (freelance), muchos de los mejores acabarán trabajando desde casa y por su cuenta.
- De igual forma deberá integrar el teletrabajo como herramienta diaria. Vivimos en un mundo de descentralización geográfica y multicultural.
- Ha de entender lo que mueve a las diferentes generaciones, y para ello deberá tener un alto grado de inteligencia emocional.
- Deberá ser lo suficientemente inteligente y humilde como para rodearse de los mejores, sin miedo a que estos le reemplacen en un futuro. Saber qué trabajos delegar y en quién delegarlos, es una característica esencial.
- Deberá ser capaz de escuchar. De hecho ha de fomentar los debates y las conversaciones dentro de los grupos. Es la mejor forma de mejorar y crecer.
- Deberá ser honesto y agradecido. No dudará en dar las gracias y felicitar a su equipo cuando se lo merezcan. Ha de saber dar toques de atención, pero también palmadas en la espalda.
- Deberá tener una alta capacidad de trabajo. El talento y la creatividad es necesaria, pero lo que marca la diferencia es el trabajo duro.
- Ha de ser un genio resolviendo problemas y situaciones rutinarias. La diferencia esencial entre un líder mediocre y un gran líder es su capacidad de resolver problemas.
- Se preocupará por hacer un plan de carrera para cada empleado e ir monitorizándolo en el tiempo: carrera profesional, aspiraciones, motivaciones… Lo que piensan los empleados es clave para mejorar y sobrevivir. Conseguido esto, los empleados trabajarán para ti como el primer día, y a la vez atraerás a los mejores a tu empresa, sin necesidad de una gran inversión en marketing y publicidad.
- Las últimas pautas necesarias son que sea adaptable al medio, flexible y con visión de futuro.
La historia nos cuenta que las estrategias cortoplacistas sólo valen para apagar fuegos puntuales. Hoy en día aplicar estas pautas en nuestras empresas es una condición necesaria para sobrevivir en un mercado tan exigente y en un mundo tan cambiante y complejo. No olvidemos que el activo más importante son las personas, cuidémoslas y demostrémoslas cada día que nuestra empresa es el mejor sitio donde pueden estar.
Lo anterior redactado es lo que siente un millenial, y de igual forma, también resume lo que ha de ser un líder de hoy en día.
Pamplona, Septiembre 2014
Y esto fue lo que me llevaba rondando tanto tiempo la cabeza.
Es importante identificar los problemas y disonancias que nos rodean si aspiramos a solventarlos. NO existe otra forma o secreto de enfrentarse a ellos que escuchar a todos, dejar a un lado los “egos” y las medallas, los complejos y las inseguridades, y que interactuemos unos con otros. Esas sinergias, nos aportarán información clave acerca del mundo en el que nos encontramos, y nos ayudarán a desechar estrategias cortoplacistas que poco aportan al problema global. Sin esta información, sin estas perspectivas, estaremos perdidos en un mar de incertidumbre y confusión.
¿Cómo resolver un problema, cuyos efectos sentimos, pero que somos incapaces de acotar y entender?
Y he aquí donde entran dos citas que me parecen increíbles y que me llevan acompañando desde hace mucho tiempo:
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“Nunca trato de resolver problemas difíciles. Por el contrario, como conozco muy bien mis limitaciones, le doy muchas vueltas al problema antes de plantearlo de manera definitiva, y cuando lo hago, ya casi no queda problema”.
Dicho por Félix Candela, y un regalo que un día nos ofreció Javier Torres, posiblemente el mejor profesor que jamás haya tenido.
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“No podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos”
Dicho por Albert Einstein hace ya muchos años. Tal vez no sea descabellado también preguntar a aquellos que no crearon el problema, sin importar su edad o formación.
Gracias por estar ahí.
Un saludo,
Rodrigo Sampedro Gutiérrez