Antonio Robles, Docente de los Másteres de Recursos Humanos de IMF Business School.
Hoy vengo a hablaros de la necesidad actual de apostar por el talento joven. Hablamos de una generación que apenas se había recuperado de una crisis en términos laborales que les pilló en sus últimos años como estudiantes, cuando nos sorprende a todos una pandemia que frustra las ilusiones de muchos y supone un batacazo laboral para millones de personas en todo el mundo.
Hemos escuchado durante años que el mercado laboral en ocasiones era demasiado exigente, que no quería jóvenes por falta de experiencia ni a mayores por tener demasiada, pero ese es otro debate, interesante, qué duda cabe, pero que hoy vamos a dejar pasar.
Vamos a hablar de ese ya manido término de millennials para referirse a esta nueva oleada de jóvenes que se acaban de incorporar al mercado laboral, que aún tienen poca experiencia o que quieren comenzar a trabajar al terminar sus estudios. Esta generación supone un importante cambio de perspectiva respecto a su manera de ver el mundo en general y el entorno laboral en particular. Estamos de acuerdo en la falta de experiencia laboral, pero no es una carencia tan grave, según el puesto, obviamente, y se puede compensar por su aporte de ideas nuevas, frescas e innovadoras que permite a las empresas acercarse a un público más joven, además de contar con una formación mucho más actualizada.
Son una generación muy preparada y, normalmente, con un nivel de inglés bastante aceptable. Esto puede parecer demasiado evidente, dado que no paramos de escuchar hablar del bilingüismo en los centros educativos, pero es innegable la necesidad de tener un buen dominio de este idioma, ya que las empresas no pueden quedarse atrás respecto a transformación digital, de la que hablaremos más tarde, y por la globalización. Y el inglés es vital para ambas.
Este tipo de trabajador, generalmente menor de 30 años, tampoco percibe el mundo laboral y empresarial de la misma manera que lo hacen los perfiles más experimentados. Como ya hemos indicado, pueden suplir esa falta de experiencia con aportaciones frescas y actualizadas que pueden hacer que las empresas se mantengan al día, amplíen sus horizontes y lleguen a públicos a los que antes no conseguían atraer. Además, el hecho de atraer jóvenes talentos, recién titulados o con poca experiencia laboral, hacen que las empresas tengan una imagen mucho más atractiva y llamativa respecto a la época actual. En muchos casos, se han adoptado medidas innovadoras, como jornadas laborales más flexibles o trabajo por objetivos, que hacen que este tipo de empresas también estén en el punto de mira de muchos jóvenes como el lugar ideal (o casi) en el que trabajar.
El mercado laboral cada vez es más competitivo, pero lo es en ambos sentidos. Las empresas que apuestan por el talento joven también deben adaptarse a este tipo de puestos de trabajo, que van cambiando conforme esa persona va adquiriendo experiencia y aumentando sus competencias y habilidades. Las empresas pueden formar y moldear a los trabajadores con poca experiencia según su manera de hacer las cosas, lo que les supone ir consiguiendo los perfiles perfectos para cada necesidad, al mismo tiempo que pueden aprovechar su talento, frescura e innovación, teniendo siempre en cuenta que hay que ser conscientes de su esfuerzo y trabajo y que éste se vea recompensado, tanto a nivel económico como con retribuciones de otro tipo, como formación, becas, etc. Estos trabajadores jóvenes tienen mucho que aportar y, si se les da la oportunidad, es muy posible que se involucren de manera activar a la hora de transformar diferentes aspectos de la empresa para lograr una mayor modernización y adaptación a los cambios, lo que hará que la empresa no se descuelgue ni pierda vigencia, además de atraer cada vez a una mayor variedad de público (por ejemplo, si tienes consolidado un público objetivo de entre 40 y 45 años y consigues ampliarlo a un público más joven sin perder el anterior, puedes estar aumentando tus clientes potenciales de manera significativa).
Otra de las razones principales para apostar por el talento joven es que es una generación de nativos digitales, sin ningún tipo de duda. Los llamados millennials nacieron con Internet y prácticamente lo llevan en el ADN. La mayoría no concibe el mundo sin las posibilidades que nos ofrece la tecnología y, por obvio que pueda resultar, es algo que las empresas no pueden dejar escapar, ya que la transformación digital debe ser una prioridad absoluta en los tiempos que vivimos. Esta generación no solo suele estar al tanto de todo tipo de procesos y novedades del sector de la tecnología, sino que, además, suelen ser más proclives a aplicar nuevos métodos y, al estar muy acostumbrados a su uso, les suele costar menos trabajo y tiempo adaptarse a los cambios en este sentido.
Hemos hablado, aunque someramente, de que a veces los empleados sin experiencia no resultan atractivos para las empresas. Pero veámoslo desde otro punto de vista: muchas empresas tampoco resultan atractivas para el talento joven. Existen muchos factores que pueden incluir en esto, pero considero especialmente reseñable que esta generación, en general muy bien preparada y, como ya hemos indicado, totalmente sumergida en el mundo digital, considera esencial saber lo que hacen las empresas y que se lo demuestren, según demuestra el estudio Perfect Match, realizado por LLYC.
Las empresas también deben resultar atractivas para atraer el talento joven, ya sea mediante mejoras en las condiciones laborales, mediante iniciativas que atraigan a la gente o a través de ofertas de trabajo que realmente atraigan a los solicitantes. En esencia, las empresas deben tener claro el perfil del candidato ideal que buscan y, en consecuencia, comunicar de manera creíble y clara su propuesta y qué les hace diferentes de otras a la hora de atraer ese talento joven. Para ello, como no, los expertos están utilizando tecnología basada en el Big Data, mediante técnicas de procesamiento del lenguaje natural y metodología analítica que ayudan a sacar conclusiones valiosas tanto del tipo de empresas que demandan trabajadores como de ese tipo de jóvenes talentos en busca de empleo y sus necesidades al respecto. Gracias a estas nuevas tecnologías se puede definir mejor los perfiles clave de trabajadores y qué es lo que buscan, sobre todo esos profesionales más demandado a los que se “rifan” las empresas, para poder así enfocar sus ofertas de empleo y filosofía empresarial de manera que ese joven talento se sienta atraído por trabajar allí.
Ahora vamos a cambiar un poco de tema, aunque no radicalmente, para centrarnos en las metodologías de trabajo que llevan a cabo las empresas. Organizar las tareas de los diferentes equipos, establecer los plazos, etc., son una de las principales dificultades a las que se enfrentan las empresas en la actualidad y que, en algunos casos, se descuidan, por diferentes motivos. En muchas ocasiones, como en este pasado 2020 tan nefasto para muchas empresas de todos los países y sectores, cuesta demasiado mantenerse a flote como para centrarse en este tipo de metodologías. Todos somos conscientes de que realizar cambios no siempre es sencillo, pero merece la pena esforzarse en intentarlo, pues los beneficios pueden resultar muy ventajosos.
La metodología OKR (de sus siglas en inglés, Objetives and Key Results, Objetivos y Resultados Clave) es un interesante método de gestión que plantea las tareas y objetivos a alcanzar de una forma realista, lo que favorece conseguir dichos objetivos.
En esencia, el método OKR consiste en establecer los objetivos y resultados clave y establecer todas las acciones para llegar a conseguirlos. Se organiza la manera de trabajar, se forman equipos de trabajo, se establecen protocolos de comunicaciones y se realizan evaluaciones de seguimiento y desempeño de todos los trabajadores o colaboradores.
Esta metodología de trabajo se aplica directamente sobre el proceso de gestión del talento, ya que es una herramienta esencial para definir la cultura de una empresa, además de ser de gran utilidad respecto al clima laboral y afectar a la motivación de los empleados.
Es un método de fácil implantación a cualquier nivel empresarial pero que puede aportar muchos beneficios. Al definir en términos directos y concretos el papel a desempeñar por cada trabajador de la empresa, todos conocen lo que se espera de ellos, además de ayudar a realizar el análisis y los puestos de trabajo y facilitar la labor de la evaluación del desempeño.
Quizás el aspecto más importante para implementar el método OKR es el realismo. Hay que tener los pies en el suelo y definir de manera realista tanto los objetivos que se quieren alcanzar como los resultados clave que se necesitan conseguir, aunque no se debe dejar de ser ambicioso para mantener la motivación de los trabajadores. Se puede aplicar a la empresa en general o a un departamento en concreto, según las necesidades específicas.
Los pasos más importantes para poder emplear el método OKR deben ser realizar un diagnóstico realista de la situación, concretar el origen del problema que se debe corregir o el área que se debe mejorar, elaborar un plan de acción a seguir, evaluar dicho plan de acción de manera periódica, para poder corregir las posibles deficiencias o problemas; y reconocer el esfuerzo de todos los implicados en la implementación, desarrollo y ejecución del método.
Enlazándolo con el tema con el que empezamos sobre la gestión del talento, el método OKR es una herramienta que aporta una serie de ventajas importantes, ya que supone un elemento de motivación y dinamización de las personas. Y estos factores pueden ser determinantes a la hora de atraer talento joven en busca de nuevos retos, con mucho que aportar a la empresa.