Por Marcos Huergo, Director General de Lee Hecht Harrison.
De un día para otro nos hemos encontrado confinados en nuestras casas, obligados por una situación que nadie supo predecir y como consecuencia no pudimos adelantarnos ni prever los cambios a los que nos íbamos a enfrentar. Es por ello, por lo que nos hemos tenido que adaptar de forma rápida a este periodo disruptivo complejo, tanto en las forma de buscar trabajo, como en la de afrontar nuestras responsabilidades diarias e incluso la manera de comunicarnos e interactuar con los demás.
A pesar de todas las sombras, incertidumbres e inconvenientes que podamos encontrarnos en este momento tan inusual que nos ha tocado vivir, existen maneras de afrontar la búsqueda de un nuevo proyecto profesional y mejorar en gran medida nuestra empleabilidad.
Descubramos algunas respuestas en relación a posibles reflexiones que se nos pueden plantear en este aspecto y que nos pueden ser de gran ayuda para conseguir nuestro objetivo:
Hagámonos un examen de conciencia profesional. ¿Qué estrategia es la más recomendable para descubrir nuestras fortalezas profesionales? ¿Cómo cultivarlas para salir más fortalecido?
La situación actual de confinamiento nos da la oportunidad de salir de la rutina diaria y realizar un análisis introspectivo sobre cuál es el propósito de nuestro trabajo, qué valor le damos, en qué medida nos motiva y, en definitiva, saber si hacemos lo que realmente deseamos hacer.
Asimismo, nos permite descubrir cuáles son nuestras fortalezas profesionales, es decir, aquellos factores relevantes en el desempeño de nuestro trabajo en los que aportamos un valor diferencial. Una buena técnica para descubrirlos es recordar y analizar situaciones extraordinarias a las que nos hemos enfrentado con el objetivo de identificar las competencias y habilidades que nos permitieron superarlas éxito. También es interesante recopilar nuestros principales logros y las fortalezas que nos permitieron alcanzarlos. No podemos obviar la utilidad de tener el feedback de nuestros managers, colegas y colaboradores. Ellos pueden aportarnos una visión más objetiva sobre los factores que nos hace destacar sobre el resto.
Pero no sirve quedarnos sólo en las fortalezas. No podemos olvidar nuestras debilidades, y es precisamente aquí donde tenemos mayor margen para salir fortalecidos. Resulta de vital importancia identificar y tomar conciencia de cuáles son nuestras áreas de mejora. Debemos no sólo conocerlas y ser conscientes de ellas, sino tener la firma voluntad de mejorarlas. Para descubrirlas podemos utilizar las mismas técnicas que en el caso de las fortalezas: análisis de situaciones extraordinarias, logros y feedback.
Respecto a cómo cultivarlas, lo más importante es, como decíamos, identificarlas, tomar conciencia y tener el firme convencimiento de querer potenciarlas. A partir de ahí, debemos establecer un plan de trabajo que defina las prioridades y que nos permita aplicarlas en nuestro día a día. Hacer un balance periódico sobre cómo las hemos aplicado nos ayudará a medir el grado de avance.
Algunos expertos en hábitos productivos recomiendan grabar las ideas, aquello que consideres significativo, y expresarlo con palabras. ¿Cómo diferenciamos lo importante de los superfluo?
En principio, todas las ideas que pasan por nuestra mente son importantes y el grabarlas o escribirlas nos ayuda a poner sobre la mesa las cosas que nos interesan, preocupan o inquietan. Muchas veces, detrás de una idea aparentemente “superflua” o “estúpida” puede subyacer un pensamiento o circunstancia de gran calado. En consecuencia, es recomendable grabar o escribir todas las ideas para tratar de identificar que hay realmente detrás de cada una de ellas. A partir de ahí ya actúa el criterio personal de cada uno para discernir lo importante de lo irrelevante.
¿Qué canales son recomendables para hacerse notar sin caer en la insistencia?
La imposibilidad actual de mantener una relación física hace que tengamos que recurrir de forma exclusiva a otros medios como son mail, redes sociales, mensajería instantánea o teléfono. No cabe duda, que éstos últimos son más directos, pero mucho más invasivos y desaconsejables si no tenemos suficiente confianza con el interlocutor. Las redes sociales -a través de posts y mensajes- son, sin duda, el canal más recomendable para hacerse visible sin traspasar los límites del ámbito más personal. Debemos tener en cuenta que en estos momentos hay sobresaturación de información en redes, por lo que debemos ser originales y aportar contenidos que den un valor diferencial.
¿Qué interlocutores son los más válidos?
Si estamos en búsqueda de empleo o pensando en cambiar de trabajo, los interlocutores a tener en cuenta son, primeramente, los intermediarios del mercado laboral (head hunters y empresas de selección, principalmente). A nivel de empresa, es importante tener identificados tanto a los responsables de reclutamiento y selección de los departamentos de recursos humanos como de los gerentes y managers de las áreas de negocio a las que nos queremos dirigir. Muchas veces son éstos últimos quienes actúan como prescriptores ante las áreas de personal.
¿Cómo podemos dibujar un cuadro de competencias que nos ayuden a dar el salto?
Actualmente, disponemos de un amplio número de herramientas de autoevaluación on-line en el mercado que además de medir nuestras competencias las compara con estándares por categorías profesionales y tipología de empresas, al tiempo que nos proveen de informes de feedback.
¿Sobre qué temas nos conviene tomar partido para resaltar nuestras capacidades y habilidades? ¿Y para destacar nuestro conocimiento y experiencia? (conviene ser más técnico para atraer a nuestro círculo de influencia, o ser más divulgativo)
En un entorno marcado por la transformación digital, resulta imprescindible desarrollar nuestras capacidades digitales (digital skills). Sin lugar a duda, esta materia ha de ser nuestra prioridad. Por otro lado, la crisis del Covid-19 va a condicionar no sólo el presente sino también el futuro de la forma de trabajar. El teletrabajo va a estar cada vez más extendido en nuestra sociedad y ello requerirá nuevas competencias como la gestión y organización de equipos remotos. El desarrollo de la resiliencia será otra de las materias que adquirirán especial relevancia en el trabajo del futuro.