El Síndrome de Burnout o desgaste profesional por agotamiento, tiene diferentes terminologías, pero la más conocida es la del “síndrome de estar quemado”. El año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) procedió al reconocimiento oficial del burnout como enfermedad tras la ratificación de la revisión número 11 de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de Salud Conexos (CIE-11), aprobada el pasado año y cuya entrada en vigor se ha fijado para el 1 de enero de 2022.

Cuando mencionamos el CIE nos referimos a la revisión a la clasificación estadística internacional de enfermedades y problemas de salud conexos. El término “burnout” no es nuevo. Tenemos que remontarnos al año 1974 cuando el psicólogo Herbert Freudenberger, mientras trabajaba con un grupo de personas que
manifestaba diferentes trastornos físicos y psicológicos, descubrió que lo que verdaderamente tenían era agotamiento. Así es como se origina este síndrome.

Según José Lominchar, docente del MBA de la Escuela de Negocios y Dirección – ENyD , las características fundamentales del efecto Burnout son el cansancio emocional, la baja realización personal y la baja autoestima. “Existe un cuestionario para identificar este tipo de patología”. Los principales síntomas que pueden manifestar las personas que sufren este síndrome son:

● Agotamiento
● Baja autoestima
● Dificultad de concentración
● Aumenta la agresividad en el puesto de trabajo
● Agitación
● Taquicardias
● Dolores de cabeza

Si nos ponemos en contexto, debemos pensar muchas veces en la elevada presión a la que están sometidas muchas personas en el trabajo. Esto conecta con el miedo a perder el trabajo, los altos niveles de exigencia, depresión… todo esto genera un estrés que a la larga resulta perjudicial para la salud y aquí es donde aparece el síndrome. Básicamente, el síndrome es un desgaste profesional.

¿Cómo prevenirlo?

● Hay que saber desconectar.
● Hay que saber pedir ayuda.
● Hay que ser capaces de establecer límites.

Es importante buscar un trabajo que nos guste. El trabajo tiene que ser un elemento de realización personal . Aquí, es donde los departamentos de RRHH deben de contribuir a generar a que el trabajo se convierta en un elemento de realización personal. Y este es el gran antídoto para los síndrome de burnout, que no deja de ser ese agotamiento físico y psicológico por una excesiva presión. Y en este sentido, las empresas tienen un papel muy importante . Por lo tanto, el primer nivel de prevención tiene que venir de la mano de una organización actuando sobre el ambiente laboral y teniendo en cuenta factores como los que hemos dicho anteriormente.

Hay que observar, hay que analizar los recursos, la organización debe ser identificada en la carga de trabajo adecuada, hay que evitar la sobrecarga laboral, todo ese tipo de elementos e iniciativas son las que los departamentos de RRHH deben de tener especialmente en su punto de mira. Hay un segundo nivel de intervención, de carácter preventivo, sobre el grupo de trabajo, cuyo objetivo siempre tiene que ser “ reducir o aminorar los síntomas del Burnout en profesionales que ya han comenzado a experimentar el síndrome y están en las fases iniciales del mismo”, matiza Sergio Edú Valsania , docente del Máster Oficial Online en Dirección y Gestión de Personas de ENyD. Intervenciones individuales

A continuación, se describen algunas de las intervenciones individuales más importantes para prevenir el burnout de los empleados:

Autodiagnóstico. Este tipo de intervención empodera al empleado para que asuma el control de su bienestar laboral, identificando de forma proactiva aquellos aspectos que puedan afectarle. Esta intervención implica la autoobservación de posibles señales o indicios que pudieran apuntar al burnout.

Autogestión del tiempo. Este tipo de intervención consiste en gestionar correctamente el tiempo propio, planificando de manera realista, delegando actividades cuando sea pertinente y dedicando tiempo diario para actividades personales.

Ejercicio físico. Diferentes estudios han demostrado que la actividad física tiene una influencia beneficiosa en moderar el burnout.

Entrenamiento en atención plena (mindfulness). Una reciente revisión sistemática indica que la práctica de la atención plena es eficaz en la reducción del síndrome de burnout, tanto en sus valores totales como en los correspondientes a sus factores, mitigando además las consecuencias psicosomáticas y emocionales negativas del síndrome.

Coaching y orientación. Método no directivo que fomenta que los empleados vuelvan a recuperar el control de su estado emocional y bienestar por sí mismos, sin la prescripción de ningún tratamiento. El papel del coach es guiar al empleado para que plantee por sí mismo las estrategias de solución.

Psicoterapia. El tratamiento psicoterapéutico consiste básicamente en desarrollar habilidades de autorregulación emocional y relajación, solución de problemas, desarrollo de la autoeficacia y asertividad.

Los ambientes laborales con horarios de trabajo excesivos y altos niveles de exigencia, así como la necesidad de probar que uno es merecedor de un determinado puesto, dejan a los empleados agotados emocionalmente , cínicos respecto al trabajo y con un bajo sentimiento de realización personal. Además, según añade Sergio Edú, “la presión no termina con el fin de la jornada laboral, sino que las nuevas tecnologías, los dispositivos móviles y la falta de límites impiden la desconexión y la necesaria recuperación del trabajo”.

En definitiva, el burnout no es un síndrome inevitable, sino que puede ser prevenido antes de que aparezca y tratado durante su desarrollo. Sin embargo, con frecuencia las intervenciones se centran en las personas y no en las empresas , a pesar de que las principales causas de este síndrome son factores organizacionales, como la sobrecarga de trabajo o la ambigüedad de rol.

Como señalan Shanafelt y Noseworthy (2017), las organizaciones deberían evaluar periódicamente el bienestar de sus trabajadores, tanto cuantitativa como cualitativamente, y considerarlo un indicador clave del rendimiento. De hecho, “resulta probable que se subestime la relación entre el burnout y el desempeño laboral, porque los empleados quemados adoptan estrategias de protección del desempeño para mantener las tareas prioritarias y descuidan las tareas secundarias de baja prioridad como, por ejemplo, tratar con amabilidad a los clientes, usuarios o pacientes”. De esta manera, finaliza Sergio Edú, “se enmascara la evidencia del síndrome hasta que se llega a puntos críticos”.

Gemma Juan Giner
                                                                                                                                                                                                      Redactora de Contenidos de ENyD