¿Te conformas con subir un nivel?
David Warner, es.linkedin.com/in/warneratastex
Hace pocos meses una directora de formación de una conocida empresa aseguradora (asociada también a AEDIPE CENTRO como es lógico) me pidió un plan de choque para su director financiero.
La situación de partida os resultará familiar: directivo cercano a la cincuentena, que ha estudiado inglés intermitentemente sin llegar a pasar nunca del “intermedio alto”, sin urgencias por aprender idiomas porque nunca había sido una necesidad dado que la empresa se movía principalmente en el ámbito doméstico.
Pero ahora la empresa tiene planes de abrirse al mercado internacional y eso supone que todos los directivos tendrán en poco tiempo que conducir reuniones y hasta negociar en inglés. Algunos incluso ven peligrar su puesto….
Y aquí es donde empiezan a surgir discrepancias. El plan que propongo para nuestro directivo consistirá en:
– Clases de inglés semanales con profesor especializado en finanzas
– Monográfico de pronunciación
– Curso de presentaciones en inglés con un especialista
A esto, con cierta lógica, me pregunta la directora de formación: “¿Qué nivel habrá alcanzado cuando acabe el programa?”.
La respuesta honesta sería quizá sorprendente: “No habrá cambiado de nivel”, pero mejor no se lo digo, ¿verdad?
En realidad, el primer objetivo de nuestro directivo desesperado ni es académico ni se mide en niveles. En este caso el plan de formación consiste en que recicle el idioma que ya estudió en su momento y orientarlo hacia su área de trabajo. Probablemente su profesor no seguirá un plan de estudios propiamente dicho sino que hará más labores de consultor, ayudándole con el inglés que necesita para desarrollar su trabajo día a día.
Al final del curso académico pasará algo paradójico, estoy seguro de que el alumno habrá aprovechado el curso y también de que académicamente no habrá mejorado de nivel. Es posible que si nuestro hombre pasase una prueba de nivel el resultado arrojase un progreso marginal o incluso ninguno.
Sin embargo el curso habrá logrado sus objetivos. Nuestro director financiero habrá aprendido a utilizar mejor el inglés que ya sabe, su pronunciación será más clara y podrá realizar una presentación de trabajo con relativa confianza y desenvoltura.
Y ahora ¿Cómo medimos el aprovechamiento?, ¿se acuerda alguien modelo Kirkpatrick tan popular hace solo unos años?
Por supuesto la historia tiene truco. La percepción del alumno sí va a ser la de haber realizado un progreso considerable por lo que, sinceramente, no me atreví a dar la respuesta correcta a la directora de formación.
Pero este ejemplo nos sirve como reflexión a la hora de idear una estrategia para evaluar el ROI en la formación. Claro que eso será para otro artículo…